El arte de mendigar aprobación: cómo recuperar tu autoestima.
- Claudio Marzan
- 29 jun
- 5 Min. de lectura
Vivimos en una sociedad que, desde muy temprano, nos enseña a buscar afuera lo que solo puede construirse adentro. Desde que somos chicos, aprendemos que una sonrisa, una buena nota, una conducta "correcta", nos asegura afecto, reconocimiento, pertenencia. Así empieza un hábito silencioso pero potente: el arte de mendigar aprobación.
Este patrón, profundamente instalado en nuestro inconsciente colectivo, atraviesa nuestros vínculos, decisiones y hasta la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos. En esta nota vamos a explorar de dónde nace esta necesidad constante de ser validados por otros, cómo impacta en nuestra autoestima y, sobre todo, cómo podemos recuperar nuestro centro para vivir una vida más auténtica y libre.
Inicia el Curso Gratis "El arte de mendigar aprobación" Haciendo clic acá.
¿Qué significa mendigar aprobación?
Mendigar aprobación no es simplemente disfrutar del reconocimiento o querer caerle bien a los demás. Se trata de una dependencia emocional que lleva a adaptar pensamientos, decisiones y conductas con el único objetivo de ser aceptados, evitando el conflicto o el rechazo.
Es decirle que sí a algo que no queremos hacer por miedo a no agradar. Es callarnos una opinión para no incomodar. Es necesitar likes para sentirnos valiosos. Es dejar de ser para poder pertenecer.
Este hábito, muchas veces inconsciente, erosiona lentamente nuestra identidad, hasta que un día no sabemos bien quiénes somos si no tenemos la mirada del otro como espejo.
De dónde viene esta necesidad de aprobación?
La raíz de este patrón suele encontrarse en nuestra infancia. Como niños, dependíamos por completo de la mirada del adulto. Nuestros cuidadores, maestros, y figuras de autoridad eran quienes nos definían, nos moldeaban. Si al expresar nuestra individualidad fuimos ignorados, castigados o ridiculizados, aprendimos que era mejor adaptarse para sobrevivir emocionalmente.
Ese niño o niña que se tragó sus necesidades para que no lo dejen solo, hoy habita en el adulto que busca constantemente la aprobación ajena para sentirse digno.
Desde la psicología, esto se relaciona con la construcción del "falso yo". El falso yo es una personalidad adaptativa que se desarrolla para responder a las expectativas del entorno, pero que muchas veces desconecta del verdadero yo.
Desde el coaching, podríamos decir que el hábito de buscar validación constante es una creencia limitante anclada en la idea de que "mi valor depende de lo que los demás piensen de mí".
Las formas silenciosas en las que pedimos aprobación
A veces, mendigar aprobación no se manifiesta de forma obvia. Aquí algunas formas sutiles:
Sobreexplicarnos: Sentir que tenemos que justificar cada decisión que tomamos.
Evitar conflictos a toda costa: Preferimos ceder antes que incomodar.
Autocensura: No expresar lo que pensamos por temor a ser juzgados.
Perfeccionismo: Creer que si todo está "perfecto", nadie podrá criticarnos.
Compararnos constantemente: Medir nuestro valor con la vara del otro.
Estas dinámicas nos mantienen atados a la mirada externa, impidiéndonos habitar con autenticidad nuestras emociones, deseos y elecciones.
¿Cómo impacta esto en nuestra vida?
La búsqueda constante de aprobación puede llevar a:
Relaciones dependientes o poco saludables.
Falta de límites personales.
Ansiedad social.
Desgaste emocional y confusión sobre lo que realmente queremos.
Desconexión con nuestros verdaderos valores.
Es como vivir con una brújula rota: cada decisión depende de la dirección del viento que sople desde afuera.
Recuperar el poder personal: el camino hacia la autenticidad
Salir de este patrón no es fácil, pero es absolutamente posible. Requiere consciencia, práctica y, sobre todo, compasión hacia uno mismo. Aquí algunas herramientas para empezar:
1. Observar tus patrones
Notá cuándo necesitás aprobación. ¿Qué situaciones la detonan? ¿Qué sentís si no la recibís? Hacer este registro es el primer paso para dejar de reaccionar automáticamente.
2. Revisar tus creencias
Preguntate: ¿Qué historia me cuento cuando alguien no me aprueba? ¿Qué dice eso de mí? Muchas veces arrastramos creencias del estilo: “si no caigo bien, soy una mala persona” o “si no me validan, no valgo”. Cuestionarlas es clave.
3. Practicar decir no
El “no” es una afirmación de tus límites. Decir que no es elegirte. Empezá por situaciones pequeñas: decir no a un plan, a una opinión con la que no coincidís, a una exigencia innecesaria.
4. Habitar el silencio y el disenso
No todo el mundo tiene que estar de acuerdo con vos. Y eso está bien. Habitar ese disenso sin querer corregirlo es un acto de madurez emocional.
5. Reforzar tu autoaprobación
Cada vez que hagas algo alineado con tus valores, reconocetelo. Hablá con vos como hablarías con alguien que amás. Tu palabra tiene que pesar más que la ajena.
6. Rodéate de vínculos auténticos
Las personas que te quieren bien no te exigen que seas otro para agradarles. Buscá y cultivá relaciones donde podés ser vos sin miedo.
7. Pedí ayuda profesional si lo necesitás
Muchas veces este patrón está tan arraigado que necesitamos acompañamiento terapéutico o de coaching para desarmarlo con mayor profundidad.
Micaela solía cambiar de opinión según el grupo con el que estaba. Ahora practica sostener sus puntos de vista, incluso cuando no son populares. Eso fortaleció su seguridad interna.
Una mirada integradora
El budismo enseña que el apego a la aprobación es una forma de sufrimiento. Cuando soltamos la necesidad de controlar cómo nos ven, nos liberamos. El verdadero poder está en la libertad interna, no en la imagen que proyectamos.
Desde la Kabbalah, se habla de la importancia de conectar con la luz interior, en lugar de buscar afuera lo que ya somos. “Nada externo puede darte lo que no estás dispuesto a reconocer en vos mismo”.
En el coaching ontológico, la distinción entre "ser" y "hacer para ser aprobado" es central. Vivir con intención implica actuar desde quien somos, no desde lo que creemos que el otro espera.
Elegite, una y otra vez
Mendigar aprobación es una forma de abandono de uno mismo. Es dejar que el valor personal dependa del aplauso externo. Pero hoy podés empezar a volver a vos. A preguntarte: ¿esto lo quiero yo o lo quiere mi necesidad de agradar?
Recuperar tu poder personal no es un acto aislado, es una práctica diaria. Cada vez que elegís tu verdad, aunque tiemble la voz, estás volviendo a tu centro. Estás recordando quién sos.
Y si sentís que no sabés cómo hacerlo, que el miedo todavía te paraliza, no estás solo. Hay caminos, hay herramientas, y hay espacios donde podés trabajarlo acompañado.
Te invito a ser parte de nuestros cursos presenciales y online, donde exploramos juntos estas temáticas con profundidad y calidez. No se trata de cambiar para gustar, sino de sanar para SER. Porque cuando dejás de mendigar aprobación, empieza el verdadero encuentro con vos mismo.
Comments