Cómo tus ideas limitantes moldean tu estado de ánimo.
- Claudio Marzan
- 13 jun
- 4 Min. de lectura

Estados de ánimo y pensamientos limitantes: una danza invisible
Vivimos en una constante interacción entre lo que pensamos y lo que sentimos. Nuestros pensamientos generan emociones, y nuestras emociones colorean el mundo que percibimos. En esa danza invisible entre mente y corazón, muchas veces quedamos atrapados en estados de ánimo que no entendemos del todo, pero que condicionan profundamente nuestra forma de vivir.
En esta nota vamos a explorar cómo los pensamientos limitantes impactan en nuestros estados de ánimo, y cómo podemos reconocerlos, trabajar con ellos y transformarlos en aliados para el crecimiento personal.
Entendiendo el vínculo entre pensamiento y emoción
Todo pensamiento genera una respuesta emocional. Cuando pensamos algo como "No soy suficiente", el cuerpo reacciona: se tensa, se cierra, se llena de ansiedad o tristeza. A veces ni siquiera registramos el pensamiento, pero sí sentimos el bajón anímico, el desgano, el enojo, la angustia. Por eso es importante comprender que los estados de ánimo no aparecen de la nada. Están profundamente conectados con nuestro diálogo interno, con esas frases que nos repetimos sin cuestionar, muchas de las cuales se originaron en experiencias pasadas.
Qué son los pensamientos limitantes.
Son ideas o creencias que nos autolimitan. Nos hacen ver la realidad desde un filtro de escasez, miedo o incapacidad. Algunos ejemplos clásicos:
"No puedo cambiar"
"No merezco cosas buenas"
"Nunca voy a lograrlo"
"Siempre fracaso"
"Soy muy grande para eso"
Estas ideas se instalan como verdades absolutas y condicionan nuestra manera de actuar. Cuando creemos firmemente que algo no es posible para nosotros, dejamos de intentarlo. Y al no intentarlo, reforzamos la idea de que es cierto.
Estados de ánimo más comunes vinculados a pensamientos limitantes
a. Tristeza crónica o vacío emocional
Pensamientos como: "Nada de lo que hago tiene sentido" o "Nunca voy a estar bien". Esta combinación de pensamientos repetitivos y sin esperanza genera una tristeza que se instala como un clima constante. A veces se confunde con depresión, pero en muchos casos es una tristeza aprendida, sostenida por creencias negativas.
b. Ansiedad y preocupación constante
Pensamientos como: "Algo malo va a pasar", "No puedo equivocarme", "Tengo que controlar todo". La ansiedad surge de querer predecir o evitar el dolor. Estos pensamientos generan una hiperactivación del sistema nervioso que impide el descanso mental.
c. Irritabilidad y enojo
Pensamientos como: "La gente siempre me decepciona", "Nadie me valora", "Tengo que defenderme de todo". Cuando nuestra mente está cargada de desconfianza o de juicios hacia los demás, el enojo se convierte en una armadura.
d. Desgano, falta de motivación
Pensamientos como: "No vale la pena esforzarse", "Total nada cambia", "Es mejor no esperar nada". El resultado es un estado de ánimo plano, donde cuesta mucho encontrar energía para cualquier acción.
Cómo se forma un pensamiento limitante
Los pensamientos limitantes no nacen solos. Se forman a partir de:
Experiencias pasadas: si fallamos muchas veces en algo, podemos concluir que "no somos buenos" en eso.
Mensajes recibidos en la infancia: "Sos un desastre", "No molestes", "Eso no es para vos".
Modelos sociales o culturales: ideales inalcanzables que nos hacen sentir fuera de lugar.
Con el tiempo, estas creencias se vuelven automáticas. No las cuestionamos porque están arraigadas. Pero eso no significa que sean verdaderas.
Herramientas para identificar pensamientos limitantes
a. Diario de pensamientos
Llevar un registro escrito de los pensamientos recurrentes ayuda a ver patrones. Escribir todo lo que pasa por nuestra mente ante una situación desafiante revela qué creencias están activas.
b. Preguntas clave
¿Este pensamiento es absolutamente cierto?
¿Qué evidencia tengo a favor y en contra?
¿De dónde lo aprendí?
¿Cómo me hace sentir pensar esto?
c. Visualización guiada
Imaginarnos actuando de una forma diferente (con seguridad, con amor, con apertura) nos permite experimentar nuevos caminos internos, incluso antes de llevarlos a la práctica.
d. Replanteo cognitivo
Cambiar la formulación de un pensamiento negativo por uno más realista y constructivo. Ej: "No sirvo para esto" por "Estoy aprendiendo, y eso requiere tiempo y paciencia".
Ejercicio diario para trabajar pensamientos y estados de ánimo
Al comenzar el día, tomar 5 minutos para chequear cómo nos sentimos.
Escribir los pensamientos más presentes en ese momento.
Elegir uno de ellos y preguntarse: ¿Es un pensamiento limitante o potenciador?
Replantearlo. Reformularlo desde otro lugar.
Observar si el estado de ánimo cambia, aunque sea levemente.
Hacer este ejercicio todos los días ayuda a entrenar una mirada más consciente sobre nuestro mundo interno.
Si cultivamos pensamientos positivos, el sufrimiento disminuye. La práctica de la meditación ayuda a observar los pensamientos sin identificarse con ellos.
No son los hechos los que nos afectan, sino la interpretación que hacemos de ellos. Aprender a pensar de forma más flexible y realista es clave para mejorar el estado de ánimo.
Transformar los pensamientos limitantes no es fácil ni inmediato, pero es posible. Requiere compromiso, paciencia y sobre todo, amor hacia uno mismo. La buena noticia es que no tenés que hacerlo solo/a.
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