La Trampa del "Es que No Tengo Fuerza de Voluntad". Por Qué Fallamos Antes de Empezar?
- Claudio Marzan
- 15 may
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 16 may

El Mito que Nos Hunde.
Imaginate a Laura, una madre de dos niños que durante años usó la comida como consuelo tras días estresantes. Cada vez que intentaba hacer dieta, recaía en galletas y helado, repitiéndose: "No tengo fuerza de voluntad". Pero todo cambió cuando le diagnosticaron prediabetes. El susto no la llevó a hacer otra dieta estricta, sino a preguntarse: "¿Qué relación tengo con la comida que me trajo hasta acá?".
Dejó de verse como "una persona glotona que se autosabotea" y empezó a declararse "alguien que nutre su cuerpo con amor". No fue fácil: al principio, solo cambió un hábito: sustituyó las galletas nocturnas por frutas con canela. Pero el verdadero giro fue transformar su narrativa interna:
En vez de "Estoy a dieta", pensaba: "Soy una persona que elige energía duradera".
Cuando sentía estrés, en lugar de abrir la heladera, escribía en un diario: "¿Qué emoción estoy tratando de tapar?".
Un año después, no solo revertió la prediabetes, sino que creó un blog de recetas saludables para padres ocupados. La adversidad (el diagnóstico) no la disciplinó… la reinventó.
En esta primera parte de la serie, vamos a destripar por qué la idea de la "fuerza de voluntad" es una trampa mental, cómo nos condiciona culturalmente, y por qué gastar energía en luchar contra vos mismo es el peor error que podés cometer. La solución no es "esforzarte más", sino entender cómo funciona tu cerebro y cómo los 3 tipos de cambio (cambio de acción, observador y transformación) pueden liberarte de esta trampa, incluso usando la adversidad a tu favor.

La Fábula del Marshmallow (y Lo que Nadie Te Contó)
En los años 60, el psicólogo Walter Mischel hizo un experimento que se volvió legendario: le daba a niños un marshmallow y les decía que, si resistían 15 minutos sin comerlo, recibirían otro. Los que aguantaban, según el estudio, tenían mejor éxito académico y social décadas después.
Pero hay un detalle clave que siempre omiten:
Los niños que triunfaron no usaron fuerza de voluntad pura. Se distraían: cantaban, jugaban con sus manos o cerraban los ojos.
Es decir, no luchaban contra el deseo, sino que cambiaban su enfoque.
Este es el primer secreto: La fuerza de voluntad no es un músculo infinito, sino un recurso finito que se agota. Y cuando lo usás para reprimir impulsos, estás librando una batalla perdida.

La Ciencia del Agotamiento del Ego: Por Qué Fallamos al Mediodía
En los 90, el psicólogo Roy Baumeister acuñó el término "agotamiento del ego": la idea de que la fuerza de voluntad es como un tanque de gasolina que se vacía con cada decisión.
¿Cómo funciona?
Cada vez que decidís algo (desde elegir ropa hasta resistir un antojo), gastás glucosa cerebral, tu combustible mental.
Por eso, a las 3 PM, después de un día lleno de reuniones y elecciones, es más probable que caigas en tentaciones (como comer galletas o posponer tareas).
Estudio clave: Baumeister hizo que dos grupos resolvieran un rompecabezas. El primer grupo tuvo que resistir comer galletas frescas antes de empezar; el segundo, no. El resultado: el grupo que usó fuerza de voluntad para no comer abandonó el rompecabezas un 50% más rápido.
El Error del "Yo Contra Mí": Por Qué la Autolucha Nunca Funciona
Acá viene el giro más importante: No podés ganar una guerra contra vos mismo.
Cuando decís "Voy a luchar contra mi pereza" o "Debo vencer mi adicción al celular", estás creando una dicotomía interna.
Tu cerebro interpreta que hay un "yo bueno" (el que quiere cambiar) y un "yo malo" (el que sabotea). Y como el "yo malo" es parte de vos, ganará siempre. Enfocarse en el 'deber ser' sin entender el 'ser' solo genera frustración.
"Declarar una guerra interna es como intentar apagar un incendio con nafta. Enfocarse en el 'deber ser' sin entender el 'ser' solo genera frustración".
1. Los 3 Tipos de Cambio: Qué Son y Por Qué Importan
b) Cambio de Acción: El Nivel Superficial
Qué es: Modificar conductas (ej: dejar de comer azúcar, hacer ejercicio).
El problema: Es el nivel que todos intentamos primero… y el más frágil. Sin un porqué profundo, volvés a lo mismo.
Ejemplo: Hacer dieta por 30 días vs. entender tu relación emocional con la comida.
Dato científico: Un estudio de la Universidad de Londres (2019) mostró que el 78% de las personas que cambian solo acciones recaen en 6 meses.
b) Cambio de Observador: La Puerta a Otra Realidad
Qué es: Modificar cómo interpretás el mundo."No vemos el mundo como es, sino como somos nosotros".
Ejemplo:
Observador viejo: "Soy un procrastinador crónico".
Observador nuevo: "Estoy aprendiendo a priorizar mi bienestar".
Cómo aplicarlo:
Preguntas poderosas: "¿Qué historia me estoy contando sobre este hábito?".
Reencuadrar fracasos: En vez de "Fallé", pensá "Este intento me enseñó que necesito apoyo social".
c) Transformación: Cuando Dejás de Ser Quien Eras
Qué es: Un cambio de identidad. No es hacer algo nuevo, sino convertirte en alguien nuevo.
Ejemplo:
De "Estoy intentando ser saludable" a "Soy una persona que cuida su cuerpo".
"El lenguaje no solo describe, crea mundos. Declará quién querés ser, y actuarás en coherencia".
Estudio clave: Investigadores de la Universidad de Stanford (2020) hallaron que quienes se identifican con frases como "Soy alguien activo" hacen un 40% más ejercicio sin esfuerzo.
2. La Adversidad Como Motor de Transformación.
La adversidad —una enfermedad, una pérdida, una crisis— suele verse como un obstáculo. Pero en el coaching ontológico, es un punto de inflexión que fuerza a cuestionar tu observador actual.
Casos Reales:
María, 35 años: Tras un despido, dejó de definirse como "empleada obediente" y se convirtió en emprendedora.
Carlos, 50 años: Un infarto lo llevó a dejar de verse como "el fuerte que aguanta todo" y priorizar su salud.
¿Por qué funciona?
La adversidad rompe patrones mentales automáticos (como creer que "debo ser productivo siempre").
Te obliga a replantearte: "¿Quién soy más allá de mis hábitos o roles?".
Palabras de Viktor Frankl (psiquiatra sobreviviente del Holocausto):"Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos vemos obligados a cambiarnos a nosotros mismos".
3. Cómo Usar la Crisis para Saltar del Cambio Superficial a la Transformación
Paso 1: Abrazar el Dolor (Sin Juicio)
En vez de "¿Por qué a mí?", preguntate "¿Qué versión de mí puede nacer de esto?".
Ejercicio: Escribe una carta a tu "yo futuro" desde el observador que querés ser.
Paso 2: Redefinir Tu Historia
Técnica de narrativa ontológica:
Identifica la historia que te cuenta tu voz crítica (ej: "Soy débil").
Reemplázala con una narrativa empoderadora ("Soy resiliente, y esta crisis es mi entrenamiento").
Paso 3: Actuar Como Si Ya Fuera Real
Acciones simbólicas: Si querés ser una persona saludable, empezá por comprar ropa deportiva o regalar comida chatarra.
Estudio de la Universidad de Harvard: Las "acciones identitarias" activan el cerebro para alinear hábitos con la nueva identidad.
Desafío Final:
Pensá en una crisis reciente. Qué observador te impidió avanzar? Qué transformación podría nacer de ella?
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