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La ciencia reevalúa las vivencias fuera del cuerpo, podrían ayudar a la mente a sobrellevar el trauma.

 

 

Las vivencias fuera del cuerpo podrían ayudar a la mente a sobrellevar el trauma.

cuerpo astral

Una reciente investigación plantea que las experiencias fuera del cuerpo (EFC) podrían actuar como mecanismos de defensa activados por traumas, en lugar de ser exclusivamente señales de trastornos mentales. Basado en datos de más de 500 personas, el estudio revela que quienes vivieron EFC manifestaron tasas elevadas de dificultades psicológicas, pero también reportaron efectos positivos a largo plazo derivados de esas experiencias. Muchos participantes indicaron una disminución en el temor a morir, mayor tranquilidad interna y una sensación más profunda de propósito tras su EFC. Estos descubrimientos desafían estigmas previos y demandan enfoques terapéuticos más empáticos.

Puntos destacados:

  • Mecanismo defensivo: Las vivencias extracorpóreas pueden surgir como disociaciones provocadas por el dolor emocional o el trauma.

  • Beneficios percibidos: Numerosos individuos aseguran que las EFC redujeron su miedo a la muerte y modificaron positivamente su visión de la vida.

  • Replanteo clínico: Los hallazgos invitan a reconsiderar las perspectivas tradicionales desde la psicología y medicina. Fuente: Universidad de Virginia


Las experiencias fuera del cuerpo, en las que una persona se percibe separada de su envoltorio físico, podrían representar una estrategia psicológica para enfrentar situaciones traumáticas o estresantes, según un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia.

Este planteo desafía la idea extendida de que las EFC son exclusivamente manifestaciones de trastornos mentales. Apoyándose en el análisis de más de 500 casos, los investigadores, entre ellos la Dra. Marina Weiler, de UVA Health, sugieren que estas vivencias podrían reflejar problemas subyacentes que merecen atención más que la experiencia en sí.

“Mucha gente piensa que vivir una experiencia fuera del cuerpo es sinónimo de patología, y por eso optan por el silencio ante el temor al juicio o al diagnóstico psiquiátrico”, explica Weiler, neurocientífica de la División de Estudios Perceptuales en UVA.

"En este trabajo, observamos que quienes han atravesado EFC suelen reportar un estado mental más frágil, pero también se evidenció que estas vivencias pueden representar respuestas adaptativas ante experiencias traumáticas. Recomendamos que los profesionales de la salud mental aborden estas situaciones con mayor apertura y empatía."

Comprendiendo las EFC Muchas de las personas que compartieron sus testimonios afirmaron haber obtenido resultados beneficiosos: un 55% dijo que su vida cambió tras la EFC y un 71% consideró que hubo un impacto positivo duradero. Cerca del 40% lo describió como uno de los eventos más significativos de su existencia. Además, muchos manifestaron una menor angustia ante la muerte, mayor serenidad y apertura hacia nuevas concepciones de la realidad.

Para profundizar en el fenómeno, el equipo de Weiler recabó información de adultos mayores de 18 años mediante encuestas online, donde se les preguntó si estaban seguros de haber vivido una EFC, y se indagó también sobre sus antecedentes médicos y emocionales.


La edad promedio de la primera EFC se ubicó en la infancia. Un 80% declaró haber tenido entre una y cuatro experiencias, mientras que el 20% restante experimentó cinco o más.

El 74% describió la experiencia como espontánea. Un 9% asoció su vivencia con el consumo de sustancias psicoactivas, un 8,2% mencionó prácticas como la meditación o visualización, y un 0,7% se refirió a hipnosis.

Los científicos identificaron una mayor frecuencia de diagnósticos de salud mental en personas que habían atravesado EFC. Además, cuanto más tiempo pasaba desde la primera vivencia, más aumentaban las probabilidades de haber recibido un diagnóstico psicológico.

Sin embargo, los autores sugieren que las EFC podrían no ser la raíz del problema. Más bien, serían expresiones subconscientes de quienes buscan disociarse del dolor, el sufrimiento o situaciones emocionales difíciles.

Detectaron además una alta prevalencia de traumas en la infancia entre quienes relataron estas vivencias, lo cual refuerza la teoría de que las EFC podrían funcionar como respuestas disociativas frente a circunstancias abrumadoras.

“Esta visión”, escriben en su artículo científico, “desplaza el foco de la causa a la posibilidad de que las EFC sean una forma de adaptación ante experiencias adversas”.

Los expertos abogan por una exploración más profunda de las implicancias clínicas de este fenómeno.

“Si comprendemos las experiencias fuera del cuerpo como mecanismos protectores frente a vivencias dolorosas, en vez de signos de enfermedad, este cambio de mirada podría transformar tanto la práctica clínica como la manera en que la sociedad las entiende”, concluye Weiler.

“Nuestro deseo es eliminar el estigma, fomentar el acompañamiento terapéutico adecuado y crear redes de contención y resiliencia entre quienes han vivido estas experiencias.”





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