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Científicos descubren un tercer estado biológico que desafía todo lo conocido. Ni vivos ni muertos

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Con el avance de este descubrimiento, se podrían reparar células neuronales dañadas, administrar medicinas de una forma más directa y hasta la eliminación de tumores.

Una nueva investigación publicada por la Sociedad Estadounidense de Fisiología ha generado un fuerte impacto en la comunidad científica al revelar la existencia de un tercer estado en la biología que no puede ser clasificado ni como vida ni como muerte. El estudio propone una nueva categoría para describir células que, incluso luego de la muerte del organismo al que pertenecen, continúan funcionando de forma activa.

Este hallazgo representa un cambio de paradigma para la biología y podría tener implicancias profundas en áreas como la medicina regenerativa, la biotecnología y el desarrollo de nuevos dispositivos basados en sistemas vivos.


Células funcionales después de la muerte

Según los científicos involucrados, estas células no están vivas en el sentido tradicional, pero tampoco pueden considerarse muertas. Permanecen operativas durante un tiempo considerable posterior al fallecimiento del cuerpo, lo cual desafía la definición clásica de la muerte celular. Esta nueva categoría ha sido denominada como el "tercer estado de la biología".

El impacto de esta investigación radica en que, más allá del fenómeno en sí, estas células podrían ser utilizadas como base para el desarrollo de biobots: diminutos robots de origen biológico capaces de operar en contextos médicos, industriales o tecnológicos. Los investigadores creen que, incluso tras la muerte del organismo, estas estructuras celulares podrían mantener funcionalidades útiles durante un periodo determinado.


Un avance en la biología sintética

El área de la biología sintética ha sido testigo de muchos avances en los últimos años, pero este estudio representa una verdadera innovación en la forma en que entendemos los límites de la vida. A través del análisis de células que continúan realizando ciertas funciones tras la muerte, los científicos comenzaron a preguntarse si este "estado intermedio" podría ser controlado y aplicado con fines terapéuticos.

Una de las posibles aplicaciones prácticas de estas células en "estado liminal" es la reparación de tejidos humanos, particularmente células neuronales dañadas. También se investiga su posible utilización para la entrega dirigida de medicamentos dentro del cuerpo, lo que abriría una nueva vía para terapias más eficientes, localizadas y menos invasivas. Incluso se ha planteado la posibilidad de que puedan contribuir a la eliminación selectiva de tumores, algo que, de confirmarse, revolucionaría el enfoque de múltiples tratamientos oncológicos.


Un ciclo limitado, pero con potencial

Si bien el descubrimiento es reciente y la investigación aún está en desarrollo, los resultados preliminares han despertado gran entusiasmo en la comunidad científica. Una de las limitaciones observadas hasta el momento es que estas células tienden a morir definitivamente después de 60 días, lo cual restringe el tiempo disponible para su posible aplicación clínica.

Sin embargo, ese margen podría ser suficiente para intervenir sobre distintos tipos de patologías o lesiones agudas. Los investigadores continúan explorando la manera de prolongar la funcionalidad de estas células y la posibilidad de incorporarlas de forma controlada en organismos vivos para su aprovechamiento terapéutico.


Un antes y un después en la ciencia

Este descubrimiento ha generado una importante serie de interrogantes sobre la definición misma de la vida y la muerte en el contexto biológico. Las implicancias filosóficas y éticas también comienzan a ser discutidas en paralelo con los aspectos técnicos, ya que el uso de células funcionales post-mortem podría modificar principios fundamentales de la medicina y la biología celular.


En síntesis, lo que alguna vez parecía pertenecer únicamente al terreno de la ciencia ficción —como la creación de sistemas vivos parcialmente autónomos o híbridos biotecnológicos— ahora se empieza a vislumbrar como un campo emergente con aplicaciones reales. El llamado "tercer estado biológico" no solo redefine nuestra comprensión de la vida, sino que también podría abrir una nueva etapa en la evolución de la ciencia médica.


Estaremos atentos al desarrollo de este prometedor estudio, que sin duda continuará dando de qué hablar.

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